Angustiados pero Escuchados y Socorridos por Dios
- Evangelista Sujey Rodriguez
- 5 ago 2022
- 4 Min. de lectura
Lectura bíblica: Salmo 18:6
“En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos”.
Lectura bíblica: Salmo 18: 16-21
“Envió desde lo alto; me tomó, Me sacó de las muchas aguas. Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo. Me asaltaron en el día de mi quebranto, Mas Jehová fue mi apoyo. Me sacó a lugar espacioso; Me libró, porque se agradó de mí. Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado. Porque yo he guardado los caminos de Jehová, Y no me aparté impíamente de mi Dios.”
En la vida podemos atravesar momentos difíciles en donde siempre vamos a necesitar la ayuda de Dios. Se nos presentan situaciones que amenazan con nuestra fe, amenazan con nuestra vida, amenazan con nuestra confianza en Dios y hasta amenazan nuestra relación con Él. Llega la angustia a nosotros y las ansias por ser socorridos. Llega la desesperación y el desasosiego por tener una respuesta de parte de Dios, que nos brinde tranquilidad y estabilidad.
Tal vez te has encontrado en ese lugar, en donde ya tus fuerzas se están agotando. O tal vez tus ganas de seguir avanzando han disminuido. Puede ser que ya tu vista no esté tan clara porque lo que atraviesas a opacado tu vista y ya no puedes ver ni a Dios caminar contigo. Ya no sientes su presencia a tu lado y has decidido soltarlo todo.
Pero es allí en ese momento en donde debemos de hacer como hizo el salmista David e invocar a Jehová desde nuestra angustia.
Invocar significa “llamar en voz alta o clamar” y también significa “llamar a una persona por su nombre”. En otras palabras, cuando invocamos a Dios le estamos clamando en voz alta llamándolo por su nombre.
Cuando recurrimos a Dios en medio de nuestras luchas y en medio de nuestra angustia, y le llamamos por su nombre, clamándole en voz alta, tenemos la seguridad de que Dios nos va a responder. Tenemos la seguridad de que Dios va a ser nuestro auxilio en medio de esa tribulación. Tenemos la seguridad de que Dios nos escuchará para cambiar nuestra situación.
Jehová Dios en una ocasión le dice al profeta Jeremías:
“Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.” Jeremías 29:1
Cada vez que nos movamos en súplica al Señor, invocando su nombre, tenemos la garantía de que Dios nos escuchará. Y al que Dios escucha, responde. Siempre que Dios nos auxilia se provoca un estremecer en la atmósfera. Comenzamos a ser fortalecidos. Comenzamos a ser transformados. Comenzamos a ser renovados. Nuestra visión cambia. Nuestro pensar cambia. Y ya aquello que nos causaba molestia comienza a ser insignificante delante de un Dios Todopoderoso.
Y es allí cuando nos ocurre como le ocurrió a David en medio de su angustia. David clamó y Dios le respondió. Lo podemos ver en la palabra cuando el expresa lo siguiente:
Salmo 18: 16-21
“Envió desde lo alto; me tomó, Me sacó de las muchas aguas. Me libró de mi poderoso enemigo, Y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo. Me asaltaron en el día de mi quebranto, Mas Jehová fue mi apoyo. Me sacó a lugar espacioso; Me libró, porque se agradó de mí. Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; Conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado. Porque yo he guardado los caminos de Jehová, Y no me aparté impíamente de mi Dios.”
Así mismo Dios hace contigo cuando le clamas en medio de tu desesperación.
Dios te toma de donde te encuentras. Te saca de las aguas profundas para que no te ahogues. Te libra del enemigo y te saca a un lugar espacioso. Te libra de la batalla, porque ha decidido premiarte, a causa de que has caminado con justicia delante de Él. Y por su fidelidad contigo, Dios trae recompensa a ti porque decidió bendecir tu fidelidad con El. Por cuanto has guardado sus caminos y no te has apartado, aún en medio de tus circunstancias y angustias.
Dios es fiel a su palabra y a sus promesas, y si Él dijo que nos iba a escuchar para socorrernos, esperemos en Él y en su respuesta. El estará atento a nuestro clamor para respondernos.
Te invito a hacer esta oración en esta hora y verás como Dios te escucha y trae respuesta a tu vida:
“Jehová Dios, en esta hora invoco tu nombre y vengo a ti en súplica con un corazón contristo y humillado. Necesito tu pronto auxilio en medio de esta tribulación que estoy atravesando. Necesito que me ayudes porque sin ti nada soy. Estoy sin fuerzas y necesito ser fortalecida por ti. Ya siento desmallar y dejarlo todo atrás. Reconozco tu poder y soberanía, y se que si yo clamo a ti, tú me responderás porque así lo has prometido en tu palabra. Te doy gracias porque sé que estás escuchando mi oración y tengo la fe y la certeza de que responderás a mi clamor. Gracias por todo lo que vas a hacer en mi vida y por tu pronta respuesta. En el nombre de Jesús elevo esta súplica"
Amén
Autor: Sujey Rodriguez Irizarry

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